Carta a un ser querido

Desde lo mĆ”s profundo de mis ganas y teniendo en consideraciĆ³n un momento de lucidez suficiente como para hacer Ć©sto con solo cinco o seis revisiones; Ć©sta carta expresiva es para tĆ­.

Siempre estoy agotada. Esa es mi regla. No hay tĆ©rminos medios, no hay situaciĆ³n que lo haga mejorar, pero sĆ­ hay muchas cosas que lo hagan empeorar. Son mis nervios descontrolados los que dictan la mayorĆ­a de mis reacciones: eso me consume las energĆ­as, las ganas y la vitalidad, y desaparece las mĆ­nimas fuerzas que pueda poseer.

Lloro y lloro mucho, en el momento que no lo puedes entender, en el momento que segĆŗn tu mejor entendimiento y experiencia personal no debiera ser. Otras veces es tanta la ansiedad y la carga sin pausa (la carga de tratar de controlar mi propio cuerpo, mi nivel de aguante al dolor, mi carga especĆ­fica de aguantar y aguantar comentarios o la falta de ayuda), que ni una lĆ”grima o una expresiĆ³n es posible, aunque quiera y aunque sea necesario por el bien de mi salud emocional y la de los que me rodean.

Los ataques de pĆ”nico que me pertenecen y que son parte de mi condiciĆ³n, son eso: ataques espontĆ”neos e inesperados que incapacitan y toman total control tanto de la reacciĆ³n mental como de la fĆ­sica.

Se me dificulta abrazarte, puĆ©s me duele subir los brazos; y en el momento de necesitar abrazarte o que me abrazes tĆŗ a mĆ­, me da miedo el que me lastime al subir los brazos y tengo temor a que me duela tu abrazo. Ese momento de pensar (que puedes tomar como titibueo), sĆ© que puedes tomarlo como falta de interĆ©s. Ā”Si supieras lo que quiero y necesito, de sentir el calor de ese abrazo!

Mis palabras son una jeringoza. En mi mente hay tres palabras, en la punta de mi lengua se arremolinan y sale una palabra que yo misma no conozco… otras veces quedo trancada y no sale ninguna palabra porque he quedado en blanco. La niebla y el problema cognitivo, provoca que pregunte lo mismo varias veces; que necesite que me expliques lo mismo en diferentes maneras y que asĆ­ pierdas la paciencia, y entonces a veces opto por no preguntar aunque no entienda nada de lo que me has dicho.

Me quema la piel. Me molesta la ropa, la sĆ”bana, el frĆ­o, el calor, la humedad. Mi termostato no funciona correctamente, y puede que mientras tĆŗ necesites del frĆ­o para contrarrestar los efectos de la calor, mi cuerpo simplemente no puede trabajar con el frĆ­o, no puede adaptarse, hacer ajustes. Ā”Es insoportable!

No hay parte que no duela. Repito, no hay parte que no duela, y tampoco hay un, “vendrĆ”n dĆ­as mejores siempre”, esa no es mi realidad en todo momento; a veces Dios tiene una misericordia especial y puedo darle la gloria testificando por lo que he sido capaz de hacer, tolerar o disfrutar, pero sĆ³lo porque en ese especial momento, es Ɖl quien lo hace posible. Pierdo la fuerza de mis manos, todo se me cae de las manos. Mis piernas se ponen torpes ya que la coordinaciĆ³n se afecta. Puedo detenerme al estar subiendo y bajando una escalera, simplemente porque olvidĆ© el comando (ya automĆ”tico que se da entre cerebro, mĆŗsculo y memoria), que debo enviar a mis piernas para ejercer el movimiento necesario para subir o bajar el escalĆ³n. Caminando tropiezo con lo que no debo. Choco hasta con las paredes porque mi balance no es el mejor. Es difĆ­cil caminar, cocinar, fregar, limpiar, barrer, mapear.

Me es necesario cambiar de postura cada 10 Ć³ 15 minutos. AsĆ­ sucede durante la noche tambiĆ©n. Es por eso que no hay sueƱo reparador, ni siquiera con medicamentos recetados, ayudas naturales, rutinas saludables. Mi insomnio no es cualquier insomnio. Me levanto un mĆ­nimo de ocho veces durante la noche y madrugada. Puedo dormir un mĆ”ximo de dos horas corridas si me obligo a permanecer en la cama con las muchas almohadas y huyĆ©ndole al frĆ­o. SĆ­, porque el frĆ­o provoca que me contraiga y amanezca peor, totalmente entumecida, malhumarada a falta de descanso y como sin dormir. Por eso me voy de la cama y te permito a tĆ­ poder dormir y descansar y no interrumpirte cambiando constantemente de posiciĆ³n tratando de buscar una posiciĆ³n que se haga menos difĆ­cil para poder lograr las dos horas de sueƱo. TambiĆ©n a la hora de dormir estĆ”n los calambres incontrolables, la quemazĆ³n en la planta de los pies y el que la vibraciĆ³n del matre al tĆŗ moverte, en mĆ­ se sienta como un terremoto de escala Richter de un 7.Ā  Y si es que no cambio de posiciĆ³n, al lograr varios medicamentos hacer algo; amanezco hecha una misma etcĆ©tera que no sabe ni si va o viene, porque el mismo sueƱo de ‘lalalandia’ me dejĆ³ en posiciĆ³n fetal, y ahora, ĀæquiĆ©n tiene la paciencia de entender el millaje y maleta eterna, y dedicarse a tratar de comprender cĆ³mo meterle mano sin lastimar ni empeorar, y saber negarse esa partecita de su cuerpo que de alguna manera viendo ‘la damisela bella sin coraza’ se ha exitado y da muestras de vida. Ā”Y cuĆ”nto quisiera dormir en tus brazos sin lastimarte ni lastimarme, y cuĆ”nto diera por despertar en el calor de ese abrazo maƱanero tan Ć­ntimo y especial!

No tolero la luz fuerte ni guiando; como tampoco mis ojos pueden tolerar tener una bombilla justamente de frente. Duele a mi vista encender una luz en un cuarto que estaba en total oscuridad. Me gusta leer. TratarĆ© de tener una luz tenue para intentar leer. Lo que no sabes, es que a veces estoy leyendo la misma oraciĆ³n una y otra vez, porque no puedo encontrarle el sentido, porque no la comprendo,Ā  Ā”pero quiero leer!

El sonido fuerte, el sonido agudo, los timbres; son un desafĆ­o para mĆ­. Puedo escuchar mĆŗsica y hacer lo posible por pasarla bien en algĆŗn momento; pero cuando ya no puedo, es que ya no puedo. Por fuera, difĆ­cilmente Ć©sta condiciĆ³n no sangra como herida abierta. Por fuera Ć©sta condiciĆ³n no muestra los moretones constantes y sin pausa que se sienten en todo el cuerpo. Por fuera Ć©sta condiciĆ³n no muestra una amputaciĆ³n, una falta de cabello o vello corporal, una llaga que supure o no simplemente se muestre para dar a conocer su existencia al que mira o acompaƱa, una necesidad constante de algĆŗn instrumento o herramienta que facilite la ambulaciĆ³n, no muestra en algo tangible, que al final sea para tu beneficio y que entonces puedas etiquetarme en lo aprendido, para “creer” que conoces “donde voy” y que es lo que dicen los paquetes sobre mĆ­, para asĆ­ tratarme.

Te escribo para que sepas cĆ³mo me siento, lo que cargo, lo que me acompaƱa a diario (y escribĆ­ a diario), lo que me cuesta vivir, sobrevivir, atenderme, atenderte, atendernos.Ā  Te escribo que dentro de todo, hay muchos milagros que sĆ© que son ciertos y que llevan mi nombre y que asĆ­ reclamo, porque Ɖl que los hizo posible debe ser el solo dueƱo de tal proeza y gloria, no yo. Te escribo para que sepas que Ć©sto es constante y sin freno, cura o detente. SĆ­, tiene varias pausas que yo trato de aprovechar al mĆ”ximo (lo que luego me cuesta semanas de recuperaciĆ³n), pero que tĆŗ y los demĆ”s ven como norma; pero en realidad, son excepciĆ³n.

TĆŗ decidiste acompaƱarme, y yo agradezco esa decisiĆ³n; y yo decidĆ­ aceptar conociendo que ambos sabĆ­amos en lo que nos estĆ”bamos metiendo y aĆŗn tomando en consideraciĆ³n que habrĆ­an muchas posibles variables. Sin embargo, puedo comprender que Ć©sto es abrumador y no todos estĆ”n dispuestos a aceptarlo, trabajarlo, conocerlo y tolerarlo; no toda persona es apta para ir creciendo (pero creciendo en gracia, paciencia y nutrir),Ā  junto a cada sĆ­ntoma que se presente o de los que van aumentando su manifestaciĆ³n.Ā  Eres mi acompaƱante de vida; pero si decides partir porque no puedes con el empuje (ya sea porque el amor no es suficiente, porque la realidad ha sido mucho mĆ”s dura de lo que esperabas, porque realmente no sabes y no tienes interĆ©s en probar tus lĆ­mites y capacidades, porque no te alcanza el compromiso o porque simplemente no puedes), puedo entenderte porque yo misma a veces no puedo hacerlo. Y algo que me ha enseƱado Ć©ste largo caminar, es que se va haciendo solitario conforme sigue pasando el tiempo y las personas no pueden comprender ni aceptar un sincero, “No”. No se trata de que solo te estoy diciendo, “Ā”Hey, la puerta estĆ” abierta y arranca!”, sino de que entiendo que esa pudiera ser tu primera opciĆ³n; quizĆ”s no la puedo comprender, porque eres el compaƱero que elegĆ­ y fue pensada decisiĆ³n. Hago la diferencia: entender no es lo mismo que comprender.

Espero que Ć©sto haya servido para ampliar tu conocimiento yĀ que haya hecho posible, el dar a conocer lo que significa la palabra, COMPROMISO.

 

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