Correr o luchar: stress. ¿Qué eliges tú? ¿Qué eres capaz de elegir tú?
Y llegamos a otra capa: correr para salvar tu vida, que eso puede ser cerrarle la puerta a todo y todos, mientras te hundes solo sintiéndote incomprendido o puede implicar correr huyendo disfrazada de capa y todo un outfit que grita por ti: “¡Estoy bien y aquà no ha pasado nada!”
La otra parte es luchar por tu vida: te educas, te orientas, buscas más opiniones médicas y preparas un arsenal para defenderte de la condición y de los demás. Y comienzas un proceso algo tedioso, pero que tiene alta probabilidad de beneficio para tu persona. Te empapas como una esponja de toda ésta información según va siendo disponible de los médicos, estudios cientÃficos, otros pacientes, reportajes, medios de información. Y luego comienzas a exprimir hacia la dirección de los que te rodean, porque ya hallaste nombre para cada sÃntoma, y ya tienes explicación a tus noches de ese insomnio tan diferente, y de tu falta de energÃa, y de como te afecta la luz brillante y esos sonidos agudos. ¡Ahora puedes explicar tus extremidades frÃas y tu falta de tolerancia al frÃo: y no, no es la tiroides ni una anemia: ahora tienes nombre en el mundo médico! Y aunque no hay una cura definitiva, tienes herramientas para trabajarlo.
Y en medio de tu lucha, los más cercanos pueden ser obstáculo; pero tu pareja, la del compromiso de vivir dÃa a dÃa contigo esa búsqueda que ya llegó a mina de oro, que esperas esté abajo de la ventana para cogerte cuando caigas…pues le escuchas decir puñaladas que te destrozan, porque al final del tortuoso viaje te enteras que la comprensión era sábana que le cubrÃa y no a ti.
Y no. No te culpes tú. Ha visto tu caÃda. Ha visto la decaÃda poco a poco. Han pagado citas, estudios, laboratorios y más citas. Llevan años en ese calvario juntos. Se alegraron juntos por el nombre del diagnóstico. Trataron de la mano hasta lograrlo. “En las buenas y en las malas, eso dije y asà es, y asà seguirá siendo.” Pero en el momento del avance te dejó ver los colores, cuando a espaldas y de frente; dejó saber que no creÃa en eso. ¿Quién finge? ¿Quién es el hipócrita? ¿Eres tú, paciente que disimula por no preocupar, para evitar preguntas embarazosas, para no volver a explicar lo mismo, para protegerte? ¿O el hipócrita es el que ante su incompetencia, pega freno y empuja en vez de halar?
Y ahora: ¿huyes o luchas? La decisión es tuya; no es de la sociedad, no es de la otra parte.
El fingimiento puede y es, arma de doble filo: corta hacia ambos lados, y abre camino a unos mientras a otros les acerca. El fingimiento parece necesario para el paciente, porque muchos no están preparados para tal sinceridad: ya que no pueden bregar con la situación ante el desconocimiento y la ignorancia elegida. Pero también, el fingimiento en el paciente puede ser huida para salvarse de gastar energÃas en lo que no amerita. En ocasiones es más fácil explicar las antenas violetas, la capa y la espada; que volver a repetir la ‘letanÃa’ de lo que cargas….porque no lo comprenden y tampoco se ve interés en ayudar; porque nunca se escucha: “¡Hey, cómo amaneciste hoy, porque estoy libre para ir a ayudarte en lo que necesites! Y de una vez me explicas un poquito más solo para entender mejor que se supone que haga y aprender, para no serte piedra.”
El fingimiento en los muy cercanos…pues, es hipocresÃa: tapar su incompetencia, su falta de veracidad, su ausencia de empatÃa ¿y por qué no? también miedo a lo desconocido; a ser engañados y al compromiso.
Termino diciendo: la decisión es de cada cual, pero ¿sabe qué? Dicen por ahÃ; que es mejor una verdad que duela para sanar, que una mentira que lleve a sentir traición. Las puñaladas recibidas, debes tomarlas como empuje para volver a orientar y tú repasar lo nuevo. También es momento de confrontar y tomar decisiones importantes para el resto de la vida de ambos: ¿pediste perdón con sinceridad y te arrepentiste; aceptas el error cometido y estás dispuesto a que te expliquen lo que provocaste y sus consecuencias? ¿Creen poder seguir adelante claros? Es más: ¿Aceptarás la capa y disfraz cuando paciente necesite colocarlo para protegerse, y tú serás su cómplice, y tu vara le dará soporte, y serás tú quien le dará ese espacio porque comprende lo que sucede? Porque sabes; tú, pareja que parece estar con un susto y anonadado/a: debes estar ahà por amor, porque es lo único que te capacita para trabajar con una condición invisible y comprender aceptando cuando decimos: “Hoy no. Hoy duele y mucho.” Es el amor lo que te capacita para ver con los ojos del paciente, los moretones en toda su piel, y el alambre que rodea todo el cuerpo, igual que como si fuera una pierna rota que no acaban de atender…solo el amor verdadero, (sÃ, el de Cristo que es real y te ayuda a aplicar la misericordia y te enseña a mirar a través de ojos que no juzgan ni comparan; solo aman en VERBO) , porque ésto no tiene fin y a veces con el tiempo es peor, por factores que salen.Â
Yo elegà dejar de fingir, y el que no pueda trabajar con eso; ya dije que la puerta está abierta y derechito dice: ‘SALIDA’. Al que este dispuesto a aceptar que no finjo, y le interesa conocer del tema, de quien soy yo, ¡Bienvenido, su puerta dice ‘ENTRADA’!
¡Hey! Correr o luchar. Yo elijo luchar; es la única forma de vivir, de otra manera no vale la pena, porque es perder tiempo, que es lo mismo que perder vida; y mi vida le pertenece a Cristo. Y creo firmemente que Él tiene el control de todo lo que sucede (asà me lo ha dicho) y sé que no me abandona. Él me da la valentÃa, el EspÃritu Santo me guÃa y hasta gime por mà cuando yo ya no puedo más, y sé que El Padre tiene sus propósitos conmigo y eso incluye a la fibro y sus etcéteras.
Hasta la siguiente. Espero que les ayude. Se sientan identificados y compartan las palabras escritas: porque es momento de que el mundo entero sepa que estamos aquÃ.
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¡VisÃtanos y corre la voz, es la única forma de crecer y alcanzar a los que aún se esconden!